Los consejos que os cito a continuación, son perfectos para limpiar y mantener vuestra vitrocerámica en perfecto estado. Si tienes manchas resecas, no te desanimes porque tenemos una solución perfecta para ti.

La limpieza de la placa vitrocerámica se debe realizar siempre en frío, aplicando agua y un limpiador jabonoso aplicado con paño de microfibra o estropajo suave. Hay que tener cuidado al escoger estos últimos, asegurándonos que no rayen la superficie; para estar bien seguros, escogeremos siempre estropajos de fibras azules.

Si aún así, no consigue eliminar la suciedad, sigue paso a paso los siguientes consejos que te ofrecemos. Pero no nos confiemos, ya que la mejor manera de mantener la placa en perfectas condiciones debes de limpiarla regularmente, sobretodo después de utilizarla.

Primer Paso

Aplica un poco de limpiador común de superficies para vitrocerámica, disponible en supermercados, y déjelo actuar por 10 minutos, ahora utilice una toalla seca de papel de cocina para retirar el limpiador de la superficie.

Segundo Paso

Para quitar las manchas más difíciles de vertidos y residuos quemados, aplique directamente desengrasante sobre las manchas, si viene en espray, utilice un algodón para aplicar e impregnar directamente sobre la marca por ejemplo de aceite quemado que se ha vuelto a quemar.

Déjelo actuar un par de minutos y retírelo con la parte rugosa de una esponja lavavajilla de doble cara, si lo anterior no es suficiente efectúe el paso siguiente.

Tercer Paso

Comience utilizando el raspador que trae del fabricante, si no lo tiene puede usar una hoja de afeitar y con la vitrocerámica mojada (nunca usar en seco), deslizar la cuchilla lo mas “a ras” de la superficie como pueda, nunca utilizando las esquinas o filos de la cuchilla, de lo contrario causará rayones en la superficie. Finalmente, vuelves al primer consejo.